Influyó en la literatura, la arquitectura, la música, el teatro, e incluso la moda.
Los futuristas confesaron en sus escritos su fascinación por los progresos tecnológicos propios de la industrialización y la mecanización del mundo moderno. La modernización tecnológica, con la llegada del automóvil, la radio, los primeros aviones y las cámaras de cine, supuso un soplo de aire fresco que fascinó al público y generó el mito de la velocidad y el dinamismo.
El futurismo consideraba que la velocidad era una virtud del momento y la exaltaba en sus obras. Eran recurrentes las alusiones al movimiento mecánico vertiginoso y a las temáticas relacionadas con la civilización industrial.
La paleta de los futuristas era brillante y ampulosa y se basaba en la yuxtaposición( poner dos colores o mas elementos juntos, sea conceptualmente, espacialmente o en una construcción sintáctica, para resaltar sus diferencias, similitudes o interacciones) contrastada de colores primarios, sin sombreado.
La pintura se había encargado tradicionalmente de encuadrar un instante inmóvil. El futurismo, en cambio, buscó por todos los medios representar el vértigo del movimiento. Los futuristas incorporaron formas geométricas y fragmentadas, tonos alternados y colores vibrantes.
La pulsión entre sexualidad y máquina también se hizo sentir en el futurismo, abiertamente opuesto a cualquier iniciativa o perspectiva feminista.
uso de materiales no tradicionales como cartón, vidrio coloreado, acero, tela, aluminio o celuloide. Todos estos materiales se combinaban con materias primas tradicionales como el bronce o el yeso para crear efectos lumínicos o sensación de dinamismo.
Para los futuristas la guerra también era sinónimo de modernidad y casi todos sus exponentes se alistaron voluntariamente para luchar en la Primera Guerra Mundial.
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